viernes, 2 de noviembre de 2007

Al compañero que me atiende

De carambola me llega esta carta de la escritora Ana María Valenzuela a Alex Pausides, vicepresidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC y poeta en sus ratos libres. Todo parece indicar que se trata de la reacción a una asamblea de la UNEAC donde se plantearon problemas mínimos, cotidianos que al parecer al señor ministro le hacen mucha gracia. Si al ministro no le llega por las vías correspondientes que al menos se la haga llegar el compañero que me atiende. Como ve, los escritores cubanos tienen problemas más urgentes.

Para Alex Pausides de Ana María Valenzuela

Estimado Alex
Le envio esta comunicación para que sea tan amable de discutirla en la Comisión de Reclamaciones, por usted presidida.

Consiste en:

Durante el pasado Plenario de la Sección de Escritores, día 29 de octubre de 2007, usé mi libre derecho a opinar para plantear-una vez más- la necesidad de atención inmediata que en el plano material precisan un gran número de escritores, editores e historiadores. Sabiendo que nuestra sociedad es generalmente carencial en el plano material, pedí que se priorizara aquellos que por su edad, trayectoria impecable, repercusión social de su obra o enfermedad estuvieran más urgidos, e insistí en el hecho indubitable del que en nuestra sociedad se encuentren casos así debe constituir una vergüenza para las instituciones vinculadas con la labor intelectual o para aquellos que se limitan a resolver sus propias necesidades y pasan a ignorar la de sus compañeros.

Ello provocó un verdadero ataque de hilaridad en Nuestro Ministro. Considero que el humor es parte de nuestras características de identidad nacional, pero realmente no considero motivo para reír los siguientes casos, que son algunos entre muchos:

- Olga Montalbán, historiadora, casi 70 años de edad a quien se le inoculó el virus de la hepatitis C durante una transfusión de sangre, investigadora y editora, con problemas graves de vivienda y solicitud presentada en el año 1989. Sus condiciones de vida y trabajo se ven dificultadas además por carecer de correo electrónico que le facilite proseguir su labor divulgativa como responsable de una página Web, por no decir que además de un techo seguro, carece hasta de aparato de televisión, teniendo a su cuidado a un padre de 92 años. No existe apoyo especial , ni atención pese a ostentar la Distinción por la Cultura Nacional entre otros méritos .

- Esteban Llorach Ramos, editor, antologador y autoridad en materia de trabajo comunitario:Carece desde hace varios años de un equipo de refrigeración.

- Jacqueline Teillagorry Criado, editora de casi cuarenta años de experiencia y antologadora, fue citada judicialmente y se le amenazó con embargársele parte del salario por el terrible delito de que su casa, su balcón y su techo se caen a pedazos. En el caso de que se le proporcione materiales para repararlo, carece de posibilidades materiales para hacerlo, pues depende de su salario y este es insuficiente para costear la envergadura del arreglo.

-Julia Calzadilla, escritora, investigadora, traductora: carece de condiciones adecuadas de vivienda y padece de enfermedades crónicas que tornan la determinación sobre su vivienda algo perentorio que no se debe posponer y menos aún ignorar, habiendo sido concedida viviendas decorosas a personas de menos renombre y necesidad.

Realmente estos son solo algunos casos, puede que haya otros igual de críticos, si no los menciono es por desconocimiento. Lo que me parece muy curioso que todos de un modo u otro todos sean editores, historiadores o personas vinculadas a la creación para el universo infantil. Espero que sea simple coincidencia y no ceguera consciente en el plano de la dirección cultural.

Lamento no poder sumarme a las risas que suscite el desear de algún modo que estas personas vivan mejor que los ladrones, si esto es pensamiento utópico Fowleriano me agrada tener aún la limpieza de espíritu para soñar que alguna vez sea así nuestra realidad, influencia delirante del Quijote sin duda.

Deseo que envíe copia de esta carta a la oficina de Abel Prieto- no lo hago por carecer de su dirección eléctronica -y como siempre confio en la eficacia y transparencia de su gestión.

Atentamente

Ana María Valenzuela Manteiga

1 comentario:

Infortunato Liborio del Campo dijo...

Yo me imagino que la risa del ministro haya sido histérica, (¿o histórica?) ante la imposibilidad de resolver el problema que ingenuamente la compañera Venenzuela o Valentuela o Valentana le plantea. (Disculpen en que estoy leyendo Tres Tristes Tigres y eso se pega) ¿Tú sabes cuantos compañeros destacados están en la mismo situación? Millones.

Hará un par de años atrás leí que el sueño de unos de los ingenieros más grandes que ha dado Cuba, el profesor Sixto Ruiz, doctor en ciencias, profesor universitario, proyectista de edificios emblemátidos, redactor de libros de texto y premio nacional de Ingenieria de la UNAIC, era tener una computadora en su casa. A mi me dio vergüenza, lo que se dice vergüenza ajena. Yo que no soy ni la tierra en la suela de los zapatos del profesor tenía una en Cuba y otra en el extranjero donde vivía. Es decir "Tener y no tener" en Cuba no está en relación con los méritos que pueda obstentar una persona en su profesión, ni la importancia de su trabajo y eso es lo que le debe haber dado risa al ministro "A ver prieto"

Por lo pronto, dado el éxito de la protesta de los emilios, a cada rato aparece un correo por ahí con alguna renuncia o protesta electrónica que viene a parar a algún blog cubano en el exterior. Si no sirve para resolver el problema por lo menos sirve para desahogarse.