lunes, 3 de noviembre de 2008

Una lección

Acababa de entrar a estudiar a la Universidad de Nueva York y necesitaba con urgencia una trabajo que engrosara en algo mi minúsculo estipendio. Una amiga me dijo que en el local de un sindicato de la ciudad necesitaban un profesor de español para trabajadores retirados. Fui a la entrevista con el saquito de mil batallas y el currículum en la mano. Mi entrevistador, un negro alto y voluminoso le echó una ojeada al currículum y comenzó con las preguntas. Cuando la entrevista parecía encaminada por el mejor camino de pronto tropezó con una palabra en el currículum que tenía en la mano. “¿Eres cubano?” me preguntó y apenas pude responderle ya empezaba a hablar maravillas del castrismo y de su líder. Entonces – sin detenerme a pensar en las consecuencias-incumplí con un punto básico en cualquier manual de instrucciones para entrevistas de trabajo: me puse a discutir de política con mi entrevistador. Menos insultos hubo de todo. Acabada la discusión me levanté y le extendí la mano a mi entrevistador para despedirme. Mientras la estrechaba me dijo: “Te esperamos la semana que viene”. Pensé que no había entendido bien pero el hombre insistió en que había obtenido el puesto y que esperaba que empezara la semana siguiente. Estaba preparado para todo menos para eso. Posiblemente sin quererlo el hombre me estaba dando una lección elemental de democracia: que la divergencia política no tiene por qué ser un valor para juzgar al otro y que en Norteamérica al menos incluso podía no ser un impedimento para otorgar un puesto. Lo otro que debí haber aprendido es a no repetir la experiencia pero reconozco que me cuesta trabajo hacer tantas cosas al mismo tiempo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Magnífica historia Enrisco! Así es exactamente la manera en que deben ser las cosas en un país con una tradicion democrática.

Podemos pensar que ese hombre hizo su tarea escogiendo al mejor calificado para el puesto a pesar de las diferencias políticas. O que quizás nunca se había topado con un Enrisco que le rebatiera sus opiniones con buenos argumentos y se dijo "encontré a un buen maestro". O sencillamente pura casualidad, y según piensas, tu suerte no sería la misma de repetirse la situación. Pero en vísperas de las elecciones, ¡qué gran lección!

Y éxito con el trabajo y cuídate de meterte en discusiones con los jubilados.

Enrisco, ¿no has pensado que esto ha sido una señal de que debes votar por el mulato? :-)

Enrisco dijo...

eso ocurrio hace 10 annos...

Rosa dijo...

Otra muestra de la grandeza de América (o tal vez sólo de ese americano en particular), aquí en España el mambo es diferente. Una amiga mía perdió un trabajo mierdero de "asistenta" por intentar abrirle los ojos a la "jefa". Las "dos Españas" se las traen.

Anónimo dijo...

Enrisco, disculpa mi torpeza como lector, pero me parece que salvo el tercer párrafo (donde te deseo éxito) el resto del comentario es válido. En lo referente a "ha sido una señal", la misma puediese seguir vigente :-)

Ahora, intuyo que "Una lección" va por el camino de enseñarnos algo a los visitantes de tu hogar bloguero. De por encima de nuestras diferencias, mostrar civilidad los unos con los otros, y con el anfitrión por supuesto.

Saludos.

Armando Tejuca dijo...

ese es mi punto por el cual me "incluyo" en la tonteria cubana, si vinimos a este gran pais fue para dejarla atras y no seguir pensando en tramas urdidas, flautistas, teorias conspirativas y futuros catastroficos, las elecciones tienen su show que hay que vacilar, pertenecer a uno u otro partido su magia y grandeza, yo no puedo decir que este pais no es serio por eso, lo que mas podemos hacer es dejarnos llevar por quien mas nos guste, eso alla no lo podiamos hacer pues es y siempre fue un pais "muy serio"

Pupila dijo...

Maravillosa lección de civilización que te dió el señor ese. Es lo mismo que me espero yo cada vez que discuto con alguien aqui: que independientemente de mis ideas se pueda dialogar sin odios, incluso despuès ser amigos, conocidos, vecinos, tratarnos como gentes...pero nada....aqui en Europa la mayoria de los izquierdosos alegres siguen la doctrina rusacubana de conmigo o contra mí. En fin Enrisquito para que enrrollarme....parece que los primeros son siempre los últimos en civilizarse.

Enrisco dijo...

Yoana, esa actitud es mucho mas generalizada de lo que te imaginas aunque hay zonas en que esta todo tan politizado como en cualquier lugar del mundo. Pero en todo caso es muy diferente a España o Latinoamerica. En España con los cambios de gobierno cambian hasta los directores de las instituciones culturales mientras que aca pueden mantener en su puesto hasta a gente con cargos tan estrategicos como el de director de la CIA o de la Reserva Federal.

Zoé Valdés dijo...

Por eso ese es un gran país. Pero aquí, no es así como así, te lo aseguro. Aquí pocos cubanos pueden entrar en la universidad como profesores. Conozco sólo a Jacobo Machover, Armando Valdés, y Félix José Hernández... No conozco a otros. Ah, sí, Maité Díaz González. Y aquí si hay prejuicios.

Enrisco dijo...

bueno Zoe, en el caso de las universidades somos bastante europeos, sobre todo en las humanidades. hay mucho progresismo bobo e intolerante que decide en la eleccion de las materias y de los profesores y decide hasta en la proyeccion publica de los pocos que no van con la corriente y a pesar de todo han conseguido entrar en la academia.

Güicho dijo...

Ese bonito talle es muy anglosajón. En sentido cultural, no genético. Pero los grecolatinos son muy diferentes. Un negro griego o argentino no te hubiera dado el job en Atenas o Buenos Aires.

En la Europa germánica, en cambio, hubieras podido discutir también, y, además de darte trabajo, el negro podría hasta encariñarse contigo.

Un negro sudanés te habría aplicado la sharia.

Al negro congolés habrías tenido que pagarle para que te diera el puesto.

Al negro sudafricano tendrías que dispararle para que te devolviera tus pertenencias.

En fin, macho, esto es América, gracias a Dios. Y no hace falta cambiarla.

Enrisco dijo...

mencione el detalle que era negro para explicar su castrismo, no su bondad. desde aquella estancia del mas malito de los Castro en el hotel Theresa en el corazon de Harlem los negros (sobre todo si son neoyorkinos) tienen una especial predileccion por nuestro dictador.