viernes, 3 de septiembre de 2010

Sin anestesia


















La política cubana se parece cada vez más a aquella película de los 80, Atracción fatal. Cuando Michael Douglas cree que ha ahogado a Glenn Close esta sale de la bañadera con un cuchillo en alto. En Cuba quien hace de Glen Close es Fidel Castro en su nuevo avatar, el de oráculo, asustando a la gente a primera hora de la mañana con sus predicciones del fin del mundo que no es más que una forma indirecta de reconocer que –como la rubia- quiere llevarse a medio mundo con él luego de dejar a la otra mitad por el camino.
(Woody Allen suele decir que la comedia es tragedia más tiempo. Pues bien, hace mucho que hemos pasado ese punto. Ahora estamos ante un chiste que luego de alargarse demasiado regresa a su antigua condición de tragedia.)
[Ilustración, Omar Santana]

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y de pronto...la vieja puta aparece...
No te digo, Macario?...metele un tiroa, a viaje!...