jueves, 9 de diciembre de 2010

Wikiliqueo

Julian Assange, lo advierto, me provoca el mismo entusiasmo que una visita al dentista o al proctólogo. Un tipo que basta verlo una vez para saber que no debes dejarlo a solas con tu hija, tu mujer o tu abuelo. Confieso que me son repulsivos esos ademanes de quien pretende salvar el mundo con documentos que no ha leído, de quien habla de la Verdad y la confunde con la difusión de habladurías que todos imaginábamos. Pero también reconozco que me inspira cierta lástima ese proyanki involuntario que nos ha revelado que en la distancia entre la diplomacia secreta norteamericana y la pública cabe mucha menos perversión de la que imaginábamos, mucha menos de la que puede esperarse de la mayoría de los gobiernos.

Nada de esto obsta para que yo mismo haya compartido la euforia de ver que un estado poderoso que de vez en cuando se arroga el derecho de descubrir los secretos de ciudadanos comunes se vea a sí mismo expuesto. Pero la euforia sólo puede ser pasajera si se piensa que en eso de tener acceso a información los gobiernos llevarán siempre las de ganar. Pero lo de veras preocupante hasta ahora son ciertas justificaciones a la labor de wikileaks: el principio de la transparencia radical y el de la honestidad extrema.

Son estos principios, al parecer, distintivos en la generación de los nativos digitales, o sea, aquellos para los que la Era Digital no es un acontecimiento en sus vidas sino su medio natural. Es fácil empezar a atronar como anciano furibundo si no fuera porque los principios de transparencia radical y honestidad extrema no fueran privativos de la generación digital. De hecho eran dos de las cualidades más apreciadas en el medioevo, época en que no había mucha diferencia y castigo entre el pecado de obra y el de pensamiento. Y es que la transparencia radical, la honestidad extrema sólo pueden ser practicadas con consecuencia por gente estrictamente perversa o criminalmente anodina: la honestidad extrema sólo puede ser socialmente aceptable en gente ayuna de imaginación. Y todo esto viene a confirmar una vieja sospecha: el próximo avatar del totalitarismo no será impuesto por un partido o gobierno sino por la gente a sí misma en nombre de la honestidad, el hambre en el mundo o la guerra a los carbohidratos. Se empieza por no querer ocultar nada y se termina por no tener nada que ocultar. El sueño de cualquier estado totalitario –saber que hace o piensa cada uno de sus súbditos a cada momento- puede consultarse en facebook sin cargo adicional. Ser absolutamente transparente, una bella falsedad que abrazamos aunque sea más que obvio que no podemos ser del todo honestos con algo -nuestra vida por ejemplo- que no acabamos de entender.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pero ud, esta a favor, en contra de Assange, o todo lo contrario?

Enrisco dijo...

le digo rapido: la idea de wikileaks en principio me parece buena aunque me temo que este condenada a ser una investigacion asimetrica: los gobiernos democraticos por su propia naturaleza estan mas expuestos a estos derrames de informacion y a sus consecuencias mientras que las dictaduras duras que ni siquiera tienen mucha documentacion de sus peores actos estan mas blindadas ante esos escapes. la manera en que Assange maneja el asunto, los aires que se da me parecen penosas pero eso es un problema de apreciacion personal. lo que si me preocupa es el desconocimiento sobre el material que maneja y la irresponsabilidad con que lo hace (porque un cuarto de millon de documentos son inmanejables por necesidad) y por otra parte ese entusiasmo por un mundo transparente que es en definitiva un sueño totalitario.

Armando Tejuca dijo...

a mi lo que me causa consternación del likeo es que los cables son tan predecibles que es como decir que mañana vamos a revelar secretos. La estatua de la libertad es una mujer hueca, enrisco tiene un blog y juangabriel es homosexual. ahora una noticia de primera: cuba se enfrentara a la debacle económica, ven acá mi brother y no estábamos en la debacle hace 50 abriles?, que triste enterarse anos después que cuando dije "me voy pal carajo" aun había prosperidad en la isla.
así el liqueo seguirá sorprendiendo al mundo de los muertos. O estamos ante una campaña mediatica para desviar la atención mientras el mundo sufre por la rotura de mi ford?